Trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH/TDA) Claves para detectarlo y ayudar al niño
Probablemente ya haya escuchado este tipo de trastorno, pues en la actualidad se han diagnosticado muchos casos, algunos correctamente y otros MUCHOS erróneos. Este es el motivo por el cual, ante este diagnóstico, es fundamental que los padres se informen bien y consulten con diferentes especialistas sobre el tema. En este artículo le daremos unas características generales que comparten la gran mayoría de los niños con esta dificultad y unas pautas para ayudar a su hijo en su crecimiento y maduración, para ayudarlo a ser un adulto autónomo y capaz de superar sus dificultades.
ANTES DE NADA: No diagnostique usted a su hijo, ni se deje llevar por las ligeras palabras de alguien de su entorno que simplemente le gustaría un niño “quietecito”. Los niños se mueven continuamente y muchos chavales, cuando se aburren muestran falta de atención e interés constante. Después de muchos años de experiencia, le propongo una pregunta que ha de hacerse usted después de observar sin miedo, ni prejuicios a su hijo: ¿mantiene su hijo la atención de forma continuada con lo que le gusta? porque si con la PLAY, el futbol, las cartas puede pasarse horas, probablemente no sea TDA sino no una fuerte desmotivación que le lleva a distraerse con el vuelo de una mosca.
CONOCER PARA LLEVARLO MEJOR:
En primer lugar hemos de diferenciar que existen dos tipos de trastornos de déficit de atención, uno de ellos con hiperactividad (TDAH) y el otro sin ella (TDA). En ambos casos el niño muestra importantes dificultades para concentrarse y centrar su atención, pero únicamente en el primer caso manifiesta comportamientos impulsivos y una elevada impaciencia. Este trastorno no se diagnostica hasta pasada la edad de 5 años, la razón es que hasta esa edad es muy difícil diferenciar si estos comportamientos son o no típicos de un niño. Usted como padre tiene un papel importante: observar y conocer a su hijo; así podrá ayudar al especialista a realizar un buen diagnóstico y tratamiento, siempre coordinándose con el centro educativo al que acude su hijo. Y, sobre todo, lo primero que debe hacer es descartar que exista en el niño cualquier tipo de problema físico que pueda ser la causa de sus dificultades y comportamientos anómalos, como una falta de audición o de visión.
¿Qué dificultades suele tener un niño con este trastorno?
– Dificultades para escuchar y seguir instrucciones. Tiene problemas para empezar cualquier trabajo y, a menudo, lo deja a medias.
– Dificultad para concentrarse, tiene problemas para organizarse y se olvida fácilmente de las cosas.
– Se distrae con facilidad.
Cuando el trastorno lleva unido hiperactividad e impulsividad se observan comportamientos como:
– Juega de manera inquieta, moviendo constantemente manos, dedos y pies, se retuerce en el asiento.
– Suele correr y/o trepar en exceso en situaciones que no son apropiadas.
– Tiene dificultad para disfrutar de situaciones de descanso y ocio.
– Contesta y habla rápidamente antes de que la otra persona acabe.
– Tiene dificultad para esperar su turno en juegos y conversaciones.
Estas dificultades se dan en más de un contexto a la vez, por ejemplo, en la escuela y en casa.
Si usted sospecha que su hijo pudiera tener este trastorno debe acudir a un especialista para que realice el diagnóstico y tratamiento adecuado, poniendo en conocimiento del centro escolar los resultados y solicitando los recursos necesarios para su hijo.
Algunos problemas que, de forma generalizada, pueden tener los niños con este diagnóstico pueden ser evitados tratando de no realizar ciertas conductas que, por las características de estos niños, tienden a hacer muchos de los adultos que trabajan con ellos.
■ En primer lugar hay que tener muy presente que cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje, y los niños con estas características lo tienen aún mas diferenciado que los demás niños de su edad. Por ello será muy importante que usted ―como padre― dedique un tiempo extra a conocer a su hijo y trabajar con él, pues tener el apoyo y la ayuda de un adulto que le demuestre su amor incondicional le proporcionará seguridad y motivación para lograr los retos y objetivos que se vaya marcando.
■ Debido a su dificultad para atender puede desarrollar otros problemas de aprendizaje, como dificultades en el lenguaje y el desarrollo de la motricidad fina. Esto no quiere decir que el niño no pueda conseguir aprender de manera adecuada, pero necesitará apoyos y ayudas.
■ Cuando haya que darle una instrucción procure que sea clara y precisa, sin dar demasiados rodeos y buscando su contacto visual ―agacharse y ponerse a su altura le ayudará a focalizar su atención en lo que le está diciendo―.
■ Busque actividades estimulantes e innovadoras para hacer con él, investigue qué cosas le motivan y utilícelo para realizar juntos esta clase de actividades.
■ Es muy importante premiar con halagos, sonrisas, abrazos, besos, etc., cada pequeño paso que vaya avanzando, especificando qué es lo que nos pone tan contentos que haya conseguido. Si, por ejemplo, a su hijo le cuesta aprender a atarse solo los cordones y hoy consiguió hacerse el primer nudo, muéstrele su satisfacción por este avance y anímelo para que siga intentando hacerlo por completo. El niño creerá más en sí mismo si percibe que usted cree en él.
- Conforme vaya observando que su hijo avanza vaya permitiéndole realizar más actividades por sí solo, pues sobreprotegerlo y hacer las cosas por él no lo ayudarán, sino que más bien dificultarán que consiga ser autónomo y pueda delegar responsabilidades en él.
Para finalizar, recordarle que ustedes los padres también deben cuidarse y pedir las ayudas necesarias para no sufrir una sobrecarga de responsabilidades, pues su hijo les necesita fuertes y sanos para avanzar hacia su madurez.