Dificultades de aprendizaje Ayuda vs. Dependencia
Existen diferentes problemas de aprendizaje que pueden surgir en el niño, dificultades que no son más que eso, problemas que requieren un apoyo especializado para conseguir los objetivos que se consideran normales y adecuados para un niño de esa edad. A menudo son los padres quienes primero se dan cuenta de esas dificultades, ¿qué hacer en ese momento? Muchas veces algunos padres deciden dejarlo pasar y ver cómo va avanzando, esto puede ser adecuado si el niño es muy pequeño, pues no todos los niños evolucionan de la misma manera y esto no quiere decir que tengan dificultades de aprendizaje ―sino simplemente que llevan otro ritmo― pero normalmente la intuición de los padres ante las posibles dificultades de sus hijos no suele fallar, ya que los padres son quienes mejor conocen a su hijo. Por tanto, ¿qué tal si empezamos a hacer caso a nuestra intuición?
Cuando un padre comienza a observar ciertas dificultades en el aprendizaje de su hijo lo primero es acudir a un especialista que conozca cuál es la evolución que, de manera general, debe llevar un niño y cuándo hay que comenzar a trabajar con lo que podría ser un problema o una dificultad. ¿Qué ocurre si no me convence lo que me dice el especialista? Usted es quien mejor conoce a su hijo y quien más horas pasa con él, por lo que si no estuviera del todo conforme con la opinión del primer especialista está en todo su derecho de acudir a buscar una segunda opinión, para poder contrastarlas.
Las dificultades de aprendizaje que normalmente se detectan pueden ser:
– Dificultades en el lenguaje: puede que comience a hablar más tarde que otros niños. Hay que tener en cuenta que no existe una edad exacta en la que el niño comienza a hablar y no todos lo hacen por igual. Cuando el niño comience a ir a la escuela infantil será el momento en el que más cambios se observarán en el habla, pues necesitará comunicarse con muchas más personas y hará un gran esfuerzo para ello.
– Dificultades para seguir instrucciones y aprender rutinas. Esto es algo que los niños van aprendiendo conforme se les va enseñando, por lo que requiere de un tiempo de aprendizaje.
– Torpeza al correr y saltar. Al igual que en las dificultades mencionadas anteriormente, los niños no son todos igual de hábiles para la actividad física, por lo que habrá que considerar hasta dónde llega esa torpeza para verla como una dificultad o como algo normalizado.
Es importante descartar que su hijo no tenga ningún problema orgánico que le dificulte realizar cualquiera de esas actividades, ¿oye bien su hijo? , ¿tiene buena vista?…
Cuando un niño tiene dificultades en el aprendizaje se han de tener en cuenta otras variables que influirán en su buen desarrollo, pues estos niños son capaces de aprender y podrán conseguir lo que se propongan, únicamente necesitarán el apoyo y las ayudas necesarias. Como padre, ¿qué factores debe tener en cuenta?
– Puede que cuando descubra las dificultades de su hijo le invada una sensación de una enorme necesidad de protegerlo; esto es algo totalmente normal, pero ha de tener cuidado con cómo actúa ante esta sensación, y pensar con objetividad: ¿hasta dónde necesita ayuda mi hijo? ¿qué cosas puede hacer por él mismo? Usted puede ser su guía, quien le ayude a encontrar el camino, quien le brinde las diferentes alternativas que puede tener, pero ¿qué ocurre si se equivoca? ¿Se ha equivocado usted alguna vez? ¿Qué ocurrió? Enséñele a aprender de los errores para que él mismo descubra que equivocarse no es tan malo, pues es una gran oportunidad para aprender. Encontrar el equilibrio entre la ayuda y la independencia es una tarea importante que, como padre, tendrá que ir descubriendo, pues no existe una norma general para cada niño con dificultades de aprendizaje ―esas pautas se van descubriendo a través de la observación y el trabajo conjunto con el niño y otros profesionales, desde el amor y el cariño―.
– ¿Cuales son los talentos de su hijo? Cuando se descubren las dificultades y problemas que pueden rodear al niño muchas veces se olvida que ese niño tiene talentos, fortalezas y virtudes. ¿Sabía que Albert Einstein a los 9 años todavía no hablaba correctamente? ¿Qué habría sido de este genio si sus padres solo se hubieran centrado en verle como un niño con problemas de lenguaje? Encontrar aquello que se le da bien al niño será una gran oportunidad para motivarlo a que continúe trabajando y aprendiendo. Además de reforzar y apoyar sus dificultades, ¿qué tal si exprime sus fortalezas?
– Cuando se trabaja día a día con un niño con dificultades muchas veces pueden surgir en el padre emociones como la rabia, el enfado, la tristeza…¿son malas estas emociones? ¿Qué significan? No se sienta culpable de sus emociones, pues ninguna emoción es mala, todas tienen una intención positiva: enviarle un mensaje, y su misión es descubrir cuál es ese mensaje; por ejemplo, ante la emoción de enfado quizás deba empezar a poner límites y pedir ayuda externa para gestionarlo. No ignore sus emociones ni las de su hijo, escuche cada emoción y descubra qué mensaje le está intentando trasmitir, qué necesidad está desatendida y necesita ser cubierta.
La tarea de padre puede no ser nada fácil, todavía más cuando se encuentra con esta clase de dificultades, pero no olvide que no está solo, que existen muchos especialistas que tienen herramientas y recursos para ayudarle en su trabajo como padre.