¿Cómo ayudar a mi hijo cuando tiene miedo?
El miedo es una de las emociones que primero sentimos, nos hace sentir impotentes. Los niños tienen miedo fundamentalmente a no ser queridos, a ser abandonados, a no ser suficiente y quedarse solos, así que aprenden rápidamente a cambiar su forma de ser a lo que se espera de ellos para no arriesgarse a que se enfanden y distancien de ellos. Estas sensaciones que le hemos descrito, seguramente las pueda identificar en usted mismo, la cuestión es qué las activó en su infancia para evitarlo en la de su hijo. Siga leyendo.
Empecemos por decir que el miedo no es una emoción ni mala ni buena, ES. De hecho aparece para ayudarnos a adaptarnos al entorno, que en ese momento lo percibimos con alguna amenaza… a veces real, otras veces del mundo fantástico, pero todas ellas igual de respetables y dañinas de no ser gestionadas. En el mundo de los niños, muchos de los miedos fantásticos (mounstruos, terrores… ) tienen su raiz en miedo reales, (rechazo, abandono, insuficiencia, cambios, stress). El miedo en sí es uno de los mayores condicionantes de nuestros comportamientos, y es que por miedo dejamos de hacer y hacemos muchas cosas.
Los niños aprenden rápido a adaptarse sus miedos, y lo hacen probando con qué manifestación emocional van a recibir más atención. Una vez descubierto, tienden a repetir ese estado para recbir lo que necesitan, esto obviamente no lo hacen de forma consciente, es simple supervivencia.
Lo mejor de las emociones es que siempre que aparecen es porque tenemos que hacer algo, por eso la mejor manera de gestionar las emociones es pasar a la acción. En concreto el miedo lo que nos pide es que busquemos opciones para combatir esa amenaza. Cuando no lo hacemos, o peor aun, lo hacemos pero no recibimos el apoyo buscado, acabamos escondiéndose, negándose o desplazándose, ninguna de esas opciones es saludable emocionalmente.
Para los niños el miedo es una emoción muy desagradable, cuando lo sienten si no los calman se bloquean y los miedos se intensifican.
El miedo viene a señalar una necesidad de amor, de hecho el miedo es el contrario al amor, por lo tanto un niño que siente miedo, del tipo que sea, lo que necesita es amor, compasión, tolerancia, aprecio y amabilidad, de no ser así aparecerá el enfado, la agresividad, la necesidad, el odio o la rabia por no recibir lo que necesitan, eso sin contar con la tristeza propia de la sensación de soledad.
A veces como adultos creemos que lo mejor es no dar importancia, por ejemplo:
Imagine que su hija viene a su cama de noche con miedo a los monstruos, completamente atemorizada. Con la mejor de nuestras intenciones, hacemos de menos a su miedos con frases del estilo: no hay razón para tener miedo, eso no existe, tienes que ser valiente… etc. Lo que estamos favoreciendo es que antes o después aprendan a no pedir ayuda, e ir reprimiendo las emociones.
Sea cual sea el miedo que le manifieste su hijo, no lo ridiculice ni reste importancia, le proponemos que se siente con su hijo ha hablar de ello, intentando relacionarlo con cualquier otro acontecimiento de su vida que pueda estar señalando alguno de los miedos habituales anteriormente mencionados: a no ser queridos, no ser suficientes, a ser rechazado, ect. Dedícale tiempo y dele mucho amor.
Un juego que puede ayudarle en esta conversación es dibujar el miedo en un papel, ponerle nombre, y que él le añada cosas que lo vayan dulcificando hasta que pueda verlo como su amigo. Puede ser ponerle falda, lazos, ruedas, purpurina, etc. Después pregúntele a su hijo lo siguiente: si el miedo este fuera tu amigo… y quisiera darte un consejo para que te encuentres mejor ¿cuál sería?, si consigue que le de una contestación acaba descubrir la necesidad que su hijo necesita cubrir, ya solo queda preguntar qué cosas necesita hacer para seguir el consejo de su nuevo amigo.
En general, ver el miedo como un amigo y comprender su labor fundamental en nuestra supervivencia, ayuda a evitar el bloqueo, y no sólo eso, nos ayuda a buscar opciones para superar los obstáculos de la vida… ¿qué hubiera sido de la humanidad si, en medio del bosque, al ver un oso no hubiéramos sentido miedo?
Valeria Aragón
Coach Infantil y familiar