Se necesitan Valientes, la campaña de Tele5 incurre en un error de base, que mantiene el problema del Bullying.
Ser VALIENTE de corazón es lo que me ha llevado a escribir este artículo, sin animo de ofender, y con la única intención de aportar una visión inclusiva y profunda del problema.
Esta claro que toda iniciativa que vaya en contra del acoso escolar, debe ser acogida con los brazos abiertos por el conjunto de la sociedad, y esta no debe ser menos, pero hay que tener cuidado con cómo lo hacemos.
El enfoque de la campaña, se basa en alzar la voz de todos niños, adolescentes y jóvenes que presencien una situación de acoso, que pasen de ser casi cómplices silenciosos a ser agentes de denuncia haciendo uso de su propia valentía. Hasta aquí la campaña es fantástica, necesaria y muy positiva ¿entonces, qué es a lo que mi parecer es un error de base y contribuye a mantener el problema?
Quiero decir de ante mano, que hablo con conocimiento de causa, pues llevo más de 5 años trabajando directamente con niños, adolescente y sus familias que han vivido experiencias de acoso y acompañándoles en el proceso de salir de la situación fortalecidos.
Cuando en la canción se habla de que se buscan valientes que APOYEN Y DEFIENDAN AL DÉBIL, y se buscan valientes que no le tengan miedo al MALO, estamos cayendo en ese tópico tan dañino de bueno contra malos, débiles contra fuertes más propio de las películas de Disney que de la naturaleza humana.
Os voy a contar algunos casos que quizás de una vez por todas, nos lleve a trascender estos polos y empezar a ver el mundo con ojos nuevos.
Recuerdo el caso de una niña, de 8 años que sus padres trajeron angustiados al despacho al descubrir que la habían metido en el armario de la clase y se habían estado riendo de ella. Tras trabajar largo y tendido, ella misma descubrió que había aprendido en casa que SER BUENA, pasaba por no poner límites a los demás y que de ponerlos se quedaría aun más sola de lo que estaba. Tenía que ser buena, porque sus padres -pequeños empresarios- ya tenía demasiados problemas para que ella sumara alguno más. Por otra parte, harta de dejarse amedrentar por sus compañeros, encontró una estrategia inconsciente para sacar su rabia de forma indirecta, esta estrategia consistía en pasearse por delante del armario mirando a aquellos que se llevaba mal, para ver si ese día la metían o no. Cuando le pregunté qué posible beneficio podría tener esa conducta, era que castigaban a sus compañeros, después éstos -obligados- le pedían perdón y ella perdonaba, sintiéndose así más buena (reforzada por padres y maestros por perdonar) y haciendo ver a los otros como más malos si cabe. ¿Lo estaba haciendo conscientemente? obviamente no. Cada uno cubre su necesidad como puede, y posicionarla como débil, o que otros lo resuelvan por ella, sólo agudizaría el problema pues sistemáticamente buscará acercarse a personas que mantengan esa superioridad tan nociva, y que le permita ser vista como buena, y recibir el amor y protección de los demás de esa forma tan tóxica. ¿Estoy con esto justificando el hecho de meter a alguien en un armario? No, y obviamente hay que profundizar en qué le esta pasando al agresor, mas allá de posicionarlo como MALO.
Cambiemos el foco de atención a los agresores, recuerdo el caso de un niño de 12 años, cuyos padres les faltó traérmelo con un hato para dejármelo en el despacho como caso imposible. La primera media hora de conversación fueron una retahíla de improperios sobre como NO debería ser su hijo, y lo desdichada que era toda la familia por ello. Cuando me quedé a solas con el chaval, lejos de ser ese fardón pasota y borde, me encontré con un niño asustando por no saber qué hacer para “dar la talla” de una vez por todas, profundamente triste por decepcionar a sus padres -separados-, y echando de menos a su hermana de 14 años que se había ido a vivir con su padre por no aguantar a su propia madre. Tanta tristeza a veces se torna en ira, y para un adolescente que no se puede permitir el lujo de parecer débil con tanto ataque al rededor, sacarla en un lugar donde obtenga cierta admiración por ello puede llegar a ser una opción, aunque sea una malísima opción.
Con la agenda llena de notas por SER violento, MALO, y mal estudiante, se sentía machacado por todo el mundo ¿donde estaba el amor incondicional de sus padres? el no lo veía, decía que sabía que sus padres hubieran preferido no tenerle, y tanto dolor lo camuflaba entre “paso, me da igual y que les den”. Descubrimos con el tiempo, que pensaba que se merecía fracasar en lo que quería porque se sentía culpable de la separación de sus padres; según él, se separaron porque discutían mucho, y como casi todas las discusiones eran por el, concluyó que “se divorciaron por mi culpa”. Ahora reflexiona ¿es realmente MALO? no hay peor perpetrador que una víctima con derechos, ¿cuántas veces la víctima se vuelve agresor en casos de acoso escolar?, mira la prensa, los casos de Finlandia o España… cuando rascas un poco en los antecedentes de los acosadores hay vidas tormentosas, en las cuales no han recibido el apoyo psicológico suficiente como para procesar emocionalmente la situación, y eso golpea tanto por dentro, que acabas golpeado por fuera.
Golpear o dejarse golpear son para mi las dos caras de una moneda, ambos se sienten mal por dentro para tener que llegar a ese extremo. Es una llamada de socorro a gritos, en cualquiera de sus formas… acosadores y acosados se atraerán como polos opuestos en un intento inconsciente de resolver un conflicto, que lejos de estar en el otro, está en sí mimos.
Hasta que la sociedad no aprenda a dejar de dividir el mundo entre buenos y malos, el problema persistirá, ¡y más aún en niños! pues nunca casi nunca sabemos donde empezó realmente la historia de dolor. Los niños SON SIEMPRE EL SÍNTOMA, nunca la causa. Arrinconar al acosador, aumentará su ira, tratarlo con amor la disminuirá; hacer por la víctima, lo que ésta puede hacer por sí misma la dejará más indefensa aún, responsabilizarle es amarla, eso le dará fuerza y autoestima. Tratar el problema conjuntamente es una buena solución, y si además hacemos sensibles a los chavales a denunciar estos casos, sin duda daremos un paso adelante.
LA FUERZA DEL VALIENTE ESTÁ EN EL CORAZÓN es una de las frases de la canción, y creo en ella desde lo más hondo del mío, pero si la vamos a usar, que no sea solo para unos, si no para todos, acosadores y acosados.
Valeria Aragón
Coach Infantojuvenil y familiar.