Ayude a su hijo a reconocer sus creencias irracionales
Cuando actuamos de una determinada manera y emitimos un juicio, ya sea sobre nosotros mismos o sobre otras personas, anteriormente se ha producido un proceso dentro de nosotros que condicionará esa actuación. En primer lugar tomamos contacto con la situación en sí, esta situación ―en función de mis experiencias anteriores― evocará unos pensamientos u otros en mi cabeza, lo que piense me hará sentir una emoción y esa emoción me llevará a actuar de una manera determinada. ¿Qué ocurre cuando mis pensamientos son pensamientos irracionales? ¿Qué pasa por la cabeza de su hijo cuando suspende un examen? ¿Cómo reacciona ante estas situaciones? Para ayudar a su hijo a que consiga ser lo más objetivo posible ante contextos que le puedan producir cierto malestar, siga leyendo.
Empecemos con el ejemplo planteado en la introducción: su hijo recibe la nota de su último examen y esta nota es un suspenso (situación), ante esta situación su hijo comienza a pensar que es un inútil, que ya ha vuelto a suspender, que no podrá aprobar este curso…(pensamientos), pensar esto lo lleva a sentir una gran rabia (emoción), su corazón late muy deprisa, nota cómo se tensa todo su cuerpo y le sudan las manos (síntomas físicos), en este momento su actuación es la de tirar su libro y salir de la clase (actuación), motivo por el cual el profesor lo manda al despacho del director y éste le llama a usted para que acuda a por su hijo, que será expulsado un día (consecuencia). En esta situación, ¿qué cree que podría haber evitado la reacción de su hijo ante la noticia de su suspenso? ¿Por qué cree que este chico tuvo esos pensamientos? ¿Pueden haber influido las vivencias anteriores? Conociendo lo que pasaba por la cabeza del chico en el momento de ver su nota, ¿cómo cree que habría actuado cuando lo recogiera del colegio después de que le llamara el director?
Muchos de los comportamientos que tenemos ante las cosas que nos ocurren están muy condicionados por las situaciones que vivimos con anterioridad y lo que nos hicieron sentir en aquel momento. Los niños también están enormemente condicionados por lo que ven a su alrededor y por la imagen que perciben que tienen los demás de él, pues su propia autoimagen se crea a partir de lo que sus padres, maestros y demás adultos de su alrededor vuelcan sobre él. Cuando, ante una situación como la del ejemplo anterior, le decimos al niño que es un maleducado y un gandul (lo juzgamos sin antes preguntarle qué es lo que pensó y sintió y qué lo llevó a actuar de esa manera), no consigue aprender las estrategias adecuadas para identificar ese tipo de pensamientos irracionales que lo conducen a sentir esa rabia o enfado, todo lo contrario, reforzamos esos pensamientos y desperdiciamos una gran oportunidad para que nuestro hijo comience a pensar de manera objetiva en la situación.
Este tipo de pensamientos y creencias del niño comienzan a centrarse también en su propio cuerpo conforme el niño va desarrollándose físicamente y va descubriendo partes que no le gustan demasiado, bien por influencia externa o por una propia distorsión de su imagen corporal. ¿Qué le dice a su hijo cuando le cuenta que no le gusta alguna parte de su cuerpo, que cree que es feo o que está gordito o muy delgado? Cuando el niño se centra en algo concreto, por ejemplo, si le dice que no le gustan sus dientes, podría preguntarle sobre la función esencial que estos tienen en su cuerpo, analizar lo importantes que son y preguntar por otras partes de su cuerpo que le gustan. Esto tendrá todavía mayor influencia si usted también lo hace, es decir, si le cuenta qué partes de su propio cuerpo le gustan más y cuáles menos, y analiza la función esencial que tienen esas partes que menos le gustan.
Ayudar a su hijo a que analice las situaciones de una manera más objetiva e identifique los pensamientos que le vienen a la mente cuando surge una situación incómoda, le servirá de estrategia para un buen control emocional y evitará conductas que puedan ser perjudiciales para él mismo y su entorno.