Cómo fomentar la responsabilidad en el niño a través de la cooperación
Uno de los objetivos principales que se persigue con la educación de los niños es conseguir que sean autónomos, capaces de identificar y realizar las actividades que son beneficiosas para su salud, para fomentar que se conviertan en adultos sanos y que consigan lo que se propongan. Para lograr esto existen numerosas estrategias que los padres pueden utilizar en casa, una de ellas es la cooperación, aunque muchas veces no se llega a conseguir con los más pequeños. ¿Por qué ocurre esto? A continuación podrá descubrir uno de los elementos clave de por qué en ocasiones no funciona la cooperación y cómo hacer que funcione adecuadamente.
Cooperar y colaborar tienen el mismo significado, se refieren a la acción de realizar algo con un equipo de manera coordinada para alcanzar un fin común. En este contexto el equipo es su familia, ¿cuál es su objetivo común? ¿Está seguro que todos los miembros del equipo están de acuerdo con ese objetivo? Lo primero que hay que aclarar ―para que todos los miembros colaboren― es el objetivo; podemos marcar un objetivo general como puede ser el vivir en un hogar tranquilo y respetuoso, pero en este caso tendremos que marcar subobjetivos más concretos y pequeños que hagan más accesible el camino hacia ese objetivo tan amplio . ¿Cuáles podrían ser algunos de los subobjetivos para alcanzar ese objetivo general? Para averiguarlo le puede ayudar pensar en los pequeños detalles del día a día que hacen que se sienta más a gusto en casa o por el contrario, que hacen que se sienta incómodo; al concretarlos y ponerlos en común les resultará más sencillo marcarse los objetivos específicos para alcanzar el general.
En un equipo todos tienen un rol que han de cumplir, todos los roles son igual de importantes, todas las personas son valiosas para el equipo y su cooperación es fundamental. Dejar esto claro es fundamental para conseguir la unión y la cooperación de todos los miembros por igual. ¿Cómo podemos conseguirlo con los más pequeños de la casa?
En primer lugar hemos de reflexionar sobre una conducta muy común en la educación de los niños, esta conducta es la de dar recompensas cada vez que se realiza una tarea de manera adecuada. ¿Qué ocurriría si cada vez que llegue puntual al trabajo su jefe le premia con 10€? Probablemente llegaría siempre puntual ¿verdad?, pero ¿y si un día de repente deja de darle ese dinero? ¿Qué sentirá? Quizás le enfade y reclame su recompensa por llegar puntual, y si no la recibe decida que ya no es necesario llegar a la hora punta, que puede retrasarse cuando le apetezca. Si premiamos las conductas con regalos, chucherías, juguetes, etc., el niño pondrá un precio a las actividades, y cuando este precio no se pague dejará de hacerlas, no aprenderá que la conducta que está realizando es beneficiosa para él sino que la hará para recibir el premio. Si por ejemplo premio al niño con una chocolatina cada vez que termina sus tareas del colegio, ¿cree que las hará para aprender o para recibir la chocolatina? Se pueden premiar las conductas correctas con otros elementos no materiales como puede ser una sonrisa, una felicitación por su buen trabajo, con un “gracias”… y el niño aprenderá que esa conducta es adecuada y con la continuidad se dará cuenta de que es algo que lo beneficia.
Otro elemento a tener en cuenta para lograr una buena cooperación y fomentar la responsabilidad de su hijo es cómo le decimos que haga las cosas, en lugar de mandarle por ejemplo “haz la cama” se le puede hacer una sugerencia “¿que te parece si haces la cama mientras yo termino el desayuno?” A pocos nos gusta que nos manden, y cambiando la orden por una sugerencia conseguirá que su hijo no lo sienta como una orden, pero sí como algo que tiene que hacer. Otra cuestión a tener en cuenta es la siguiente: imagine que hay que doblar los calcetines y para ello necesitamos el cesto de la ropa limpia, lo normal es que digamos a nuestro hijo: “vete a la galería a por el cesto para guardar la ropa interior”; si el niño va a la galería y por lo que sea no está, volverá con un “no está” y ahí se acabará la colaboración. Sin embargo, ahora imagine que esta vez dice “hay que doblar y guardar la ropa, ¿quién se encarga?” Probablemente, si se ofrece voluntario y el cesto no está en la galería lo buscará donde haga falta hasta cumplir con el cometido con el que se comprometido. Después no se olvide de darle la gracias por su ayuda y dejarle claro de los beneficios que ha aportado a todos.
Para terminar, no debe olvidar que algo fundamental para conseguir que su hijo haga cualquier cosa que creemos correcta es hacerlo desde el ejemplo, el niño siempre le imitará.