¿Yo gano y tú pierdes, o los dos ganamos? Cómo negociar con sus hijos.
Cuando nos comunicamos, a menudo lo hacemos con personas que probablemente tienen diferentes puntos de vista y opiniones de los nuestros, ni mejores ni peores, simplemente diferentes. Estas diferencias aumentan de manera considerable cuando la comunicación se da entre personas con una gran diferencia de edad, como es el caso de la comunicación entre padres e hijos; por eso, en numerosas ocasiones surgen disconformidades que, a menudo, terminan en discusiones nada agradables para ninguna de las partes. En muchos momentos, estas controversias podrían haberse evitado con un manejo adecuado de la técnica de negociación. ¿Le gustaría evitar discusiones y conseguir, tanto usted como su hijo, lo que deseen? Esto es posible, si quiere saber cómo hacerlo continúe leyendo.
La negociación es un proceso que se da entre dos partes que adoptan posiciones diferentes ante un mismo asunto. Para que haya negociación ambas partes deben querer llegar a un acuerdo, y para llegar a dicho acuerdo se comunican intercambiando propuestas. Quizás parezca una barbaridad plantear la negociación con alguien que aparentemente no está preparado para decidir, y es verdad, por eso es clave que poco a poco tomen pequeñas decisiones cada día que les lleve a sopesar y qué perder, en pro de ir creando una criterio propio, antes de que otros adolescentes más “fuertes” presionen y decidan por ellos.
¿Cuántas veces ha utilizado la frase “Porque lo digo yo, y punto”? Es una frase muy utilizada por algunos padres como recurso ante una situación que ha llegado a un límite que ya no pueden controlar; la cuestión está en: ¿Cómo evitar llegar a ese punto?
Una de las claves es aprender a negociar con nuestros hijos. Por supuesto, habrá situaciones en las que no podrá existir negociación, como por ejemplo en momentos en los que pueda correr peligro la integridad física del niño, pero la mayoría de las veces se trata de diferencias de opinión entre padre e hijo, y en estas ocasiones es esencial que haya un espacio para la negociación, donde el viva la consecuencia directa de su decisión. . Es muy beneficioso comenzar a utilizar esta técnica desde que los niños son bien pequeños, pues así nos evitaremos grandes quebraderos de cabeza cuando lleguen a la adolescencia. Como padre ha de marcar unos límites a sus hijos que deben quedar claros, (por escrito y en un cartel hecho y firmado por ambos) límites que dependerán de los valores familiares que ustedes tengan; serán normas que han de quedar claras y donde probablemente no exista la negociación, aunque ésta sí le ayudará a que estos límites sean cumplidos. ¿Cuáles son los valores de su familia? ¿Cuáles son las normas para que esos valores se mantengan? Teniendo claras estas dos preguntas ya tendrá un camino hecho para dar paso a una buena negociación dentro de la familia.
Para que la comunicación sea efectiva, y que ambas partes ganen, cada uno debe hacer una propuesta y, seguidamente, intentar unirlas, fusionarlas. Para ello puede utilizar las siguientes herramientas:
■ Establezca un ambiente de confianza con su hijo.
■ No le juzgue, separe la persona del conflicto. Si, por ejemplo, quedó con su hijo en que llegaría a las 8 a casa y llega tarde, no le diga: “ERES un desobediente”; concrete la conducta o comportamiento inadecuado e indíquele que ha desobedecido la norma que pusieron, y por ello tendrá que asumir la consecuencia .
■ Ayude a su hijo a formarse sus propios criterios. Por ejemplo: si su hijo de 4 años le dice que tiene novia en el colegio, y usted le dice que eso no puede ser porque los niños de 4 años no tienen novia, lo que está haciendo es imponer su opinión y no está ayudando a que su hijo forme su propio criterio. Para ayudar a su hijo a que vaya elaborándolo, es útil emplear preguntas con las cuales su hijo se vaya dando cuenta de que, realmente, tener novia no es cosa de niños de 4 años.
■ El niño necesita saber lo que se espera de él y cuáles son sus expectativas; esto le ayudará a tener más claro lo que quiere que llegue a hacer.
■ Procure no utilizar frases absolutas del tipo: “Porque NO”, es más conveniente explicar el porqué de su negativa.
■ Tenga una actitud de suma y no de resta; no se trata de “lo suyo” Ó “lo mío”, sino de “lo suyo” Y “lo mio”. Para eso, ambas partes deben saber qué es lo que quieren, y buscar una fórmula que incluya ambas cuestiones. No se trata de que pierdan ambos, sino de que LOS DOS GANEN.
■ Evite la necesidad de tener razón y céntrese en el resultado, ¿cuál es su intención en esta negociación con su hijo? Esto le mantendrá en el rumbo adecuado.
Tiene tres vías para reaccionar ante un conflicto:
1. Usar la agresividad para imponer su opinión.
2. Usar una actitud evasiva para evitar el conflicto.
3. Usar la técnica de la negociación.
Plantéese un conflicto reciente con su hijo, ¿cuál de estas técnicas cree que sería más efectiva para resolverlo? ¿Cree que practicar la negociación puede ser beneficioso para que su hijo se convierta en un adulto con buenas relaciones sociales? Si no fuera así ¿hay algo que pueda hacer para conseguirlo?
Valeria Aragón
Coach infantil y familiar.
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