La experiencia de hablar en público. Cómo ayudar a su hijo a afrontar su timidez.
La gran mayoría de los niños tienen cierta predisposición a la timidez, que se manifiesta cuando comienzan a relacionarse con otros niños y adultos que no se encuentran dentro del círculo familiar. Que un niño continúe comportándose de forma tímida durante su madurez está determinado en una proporción importante por factores externos, es decir, por las experiencias que él mismo viva y por lo que observe a su alrededor. Por esto último es importante el papel que juega la educación del niño para que desarrolle una seguridad propia a la hora de enfrentarse a situaciones como hablar en público, conocer gente nueva, defender una opinión, etc. No es cuestión de convertir a su hijo en un gran orador (si tiene predisposición a comportarse de forma retraída a la hora de relacionarse) pero sí que no viva estas situaciones con miedo o incluso como algo traumático. A continuación podrá leer nuestra receta para ayudar a su hijo, desde pequeño, a enfrentarse adecuadamente a aquellas situaciones que le puedan producir vergüenza o timidez.
Las personas que podemos considerar tímidas, en muchas ocasiones, son muy exigentes consigo mismas y por ello solo hablan o muestran sus opiniones cuando están 100% seguras de lo que van a decir. Esto se puede convertir en un problema, ya que ¿cuántas veces se encuentra usted 100% seguro de lo que va a decir? Este 100% ocurre en muy pocas ocasiones, o incluso me atrevería a decir que en casi ninguna, pues existen numerosos factores que nos pueden hacer dudar en cualquier circunstancia de lo que vamos a decir.
Por otro lado, las personas de comportamiento tímido suelen tener un alto grado de inseguridad en sí mismas y ciertos miedos aprendidos, quizás por alguna mala experiencia que vivieron hablando en público o simplemente por algo que observaron que le pasó a otra persona. Estas experiencias quedan grabadas en la memoria casi sin ser conscientes, y hacen que la persona tenga asociado el hablar en público con algo negativo.
Teniendo en cuenta lo comentado, comenzaremos con los ingredientes de esta receta para ayudar a su hijo a sentirse seguro a la hora de hablar delante de otras personas:
■ En primer lugar me gustaría que se planteara las siguientes cuestiones: ¿Se considera un padre sobreprotector? ¿Le gusta controlar prácticamente todo lo que hace su hijo? ¿Cuándo fue la última vez que dejó a su hijo que tomara una decisión por él mismo?
Si las dos primeras preguntas tienen un sí por respuesta y la última casi ni la recuerda, deberá comenzar por intentar dejar a su hijo que empiece a tomar sus decisiones y arriesgarse a que se equivoque de vez en cuando. Es recomendable que si su hijo es menor de cinco años tome, al menos, dos decisiones al día, y si es mayor de cinco años que sean más de 3. Por ejemplo, a un niño de 4 años se le puede pedir que elija entre ir al parque con columpios o ir al parque de los patos, que recoja sus juguetes antes de comer o después de comer, etc. Con niños muy pequeños el truco estará en darles una o dos opciones para que elijan y con niños más mayores, dependiendo de su nivel de madurez, se les podrá dejar más libres para que decidan, siendo siempre el padre quien ponga las normas y los límites.
■ Por otro lado, también es importante que si el niño tiene algún conflicto con otro niño procure no intervenir y observe cómo se desenvuelve para resolverlo ―por supuesto siempre y cuando no corra peligro la integridad física de ninguno―. Observarle en situaciones de este estilo le dará muchas pistas de cómo se relaciona su hijo y de si en realidad precisa de su intervención o si simplemente necesita que le guíe o aconseje cómo poder mejorar.
■ Cuando se encuentren en reuniones familiares o con otros amigos deje a su hijo que, cuando sea oportuno, exprese su opinión ―opinión que no deben juzgar ni menospreciar, por ejemplo, riéndose de él―. Tengan en cuenta que es la opinión de un niño, y que si ve que él también cuenta, tendrá una mayor seguridad y confianza. Pueden incluso crear un pequeño debate con él en el que le pregunten sobre lo que dice y expresen también sus opiniones, siempre sin críticas. Una forma muy divertida de hacerlo es subiéndose en alto, por ejemplo, a un pequeño taburete o silla, para que se sienta más protagonista aún. Si ve que le cuesta empiece usted mismo con el juego.
Giorgio Nardone, en su libro Conocer a través del cambio, habla del mutismo selectivo en los niños, para referirse a esos niños que deciden no hablar cuando hay determinadas personas delante, generalmente desconocidas para ellos, pero que sin embargo hablan mucho una vez están en confianza. Esto demuestra que tienen capacidades lingüísticas normales, aunque en público hacen señales con la cabeza o breves sonidos monosilábicos. Giorgio Nardone propone una estrategia curiosa que consiste en que los padres agradezcan a esta persona (desconocida para su hijo) que no moleste a su hijo, a la vez que evitan darle atención especial al niño mientras permanece en silencio. Según el psicólogo Nardone, con esta estrategia estamos dando una connotación positiva al propio silencio a la vez que eliminamos las ventajas secundarias que obtiene el niño de él, como por ejemplo la demostración de preocupación de sus padres, maestros, etc. Este es un caso muy ilustrativo de cómo la atención a un comportamiento no deseado hace que el problema se mantenga en el tiempo.
Para terminar, un elemento clave para que su hijo comience a adquirir recursos para relacionarse socialmente, hablar en público y expresar su propia opinión es el fomento de la creatividad y el humor. Para ello pueden dejar un espacio semanal dedicado a dar noticias inventadas ―unas serias y otras más divertidas―, en las que cada miembro de la familia hable a los demás como si de un telediario se tratara.
Valeria Aragón
Coach infantil y familiar