El peligro de los elogios. Una guía para que el niño aprenda a autoevaluarse.
Una parte fundamental de la formación de la autoestima del niño es que él mismo aprenda a autoevaluarse. Para que aprenda esto ―sin el peligro de que termine juzgándose y sintiéndose mal por lo que haya podido hacer, pensar o decir― es muy importante que empiece a valorar lo que le ocurre de una manera lo más objetiva posible, teniendo clara la diferencia entre sus acciones y lo que él es, ya que las acciones no determinan lo que una persona ES. La capacidad de autoevaluarse suele aparecer hacia los 4 años, cuando el niño empieza a identificar cuáles son las expectativas de los padres y a compararlas con la propia capacidad que cree que él tiene para cumplirlas. ¿Cómo saber si las expectativas que tengo como padre son las adecuadas? ¿Cómo le transmito a mi hijo estas expectativas? A continuación le mostraré los pilares básicos para ayudar al niño a forjarse una sana autoestima con una buena capacidad de autoevaluación.
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Crianza adecuada a su edad:
Los niños, según la edad en que se encuentren, podrán alcanzar objetivos y metas diferentes, incluso ante la realización de una misma tarea. Por ejemplo, un niño puede ayudar a poner la mesa tanto a la edad de 10 años como a la edad de 5, pero lo harán de manera diferente, alcanzando objetivos distintos ―el de 10 probablemente pueda alcanzar el objetivo de poner todos los platos, vasos, cubiertos, etc., de manera correcta, mientras que el de 5 solo podrá poner sin ayuda las servilletas y los tenedores―.
■ Una buena manera de conseguir el punto adecuado es, en vez de dar las instrucciones cerradas de lo que hay que hacer (por ejemplo: “coge los vasos y las servilletas que están en la alacena, faltan los tenedores… saca el pan”), hacerles preguntas: ¿Qué cosas tiene que haber en la mesa para comer? ¿Dónde están?¿Crees que falta algo? De esta manera nos podremos ajustar a la madurez del niño según sus respuestas y ganará en autonomía, pues este sencillo juego externo de preguntas pronto será su juego interno de reflexión, que le llevará a ser más autónomo, en vez de esperar órdenes de fuera para hacer algo.
■ Dar elecciones al niño es otro punto importante para que se sienta visible y compruebe que su opinión cuenta. Por supuesto tampoco se podrán dar las mismas elecciones, ante una misma situación, a un niño de 5 años que a uno de 10; por ejemplo, al mayor se le puede decir que elija entre los jerséis que tiene el que se va a poner con los pantalones que lleva, y al pequeño darle a escoger entre dos. En ambos casos están eligiendo, pero nos ajustamos a la edad del niño y su capacidad de elección.
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Los elogios y las críticas:
Otro punto a tener en cuenta son las evaluaciones que el propio padre hace ante una conducta del niño. Al contrario de lo que muchos padres pueden pensar, los elogios no siempre son buenos para el desarrollo de la autoestima del niño, en muchas ocasiones pueden volverse incluso más perjudiciales que una crítica. A la hora de realizar elogios hacia algo que ha hecho nuestro hijo es importante tener en cuenta lo siguiente:
■ Algo que no nos cansaremos de repetir es la diferencia entre lo que el niño hace y lo que el niño es, por lo que a la hora de hacer un elogio será más efectivo que alabemos detalladamente la conducta de la que estamos orgullosos. Por ejemplo, ante un dibujo que el niño ha realizado no le diremos “eres un gran pintor” sino que describiremos lo que nos gusta de ese dibujo: sus colores, los trazos, la originalidad, etc., de esta manera será el propio niño el que saque su propia conclusión de que ha hecho un buen trabajo.
■ Los elogios generalizados tampoco sirven de mucho y no tendrán demasiado sentido para el niño; cuanto más concreto y específico sea el elogio, más sentido tendrá para él. Decirle al niño “¡qué bien escribes!” será menos efectivo que si especificamos que nos gusta el escrito que ha hecho porque expresa de manera adecuada lo que quiere decir, porque utiliza vocabulario variado, porque están bien colocados los signos de puntuación, etc.
■ No evite que su hijo cometa errores, pues si lo hace impedirá que aprenda de manera autónoma, lo que lo llevará a necesitar siempre a alguien que le diga qué y cómo tiene que hacer las cosas. En el aprendizaje es fundamental cometer errores, y si se castiga o juzga al niño por cometer un error no se sentirá libre de aprender y luchar por lograr hacer aquellas cosas que le causen dificultad. Si se le da la oportunidad de cometer el error, generalmente el niño aprenderá de forma natural.
■ Estimular al niño a buscar las respuestas de las preguntas que nos hace será mucho más productivo que darle todas las respuestas. O si no piense, ¿ha preguntado alguna vez algo que no sabía y poco después se le ha olvidado la respuesta? ¿Le ha ocurrido lo mismo si ha tenido que indagar e investigar sobre su duda? Hacer esto último requiere de más paciencia por parte del niño y del padre, pero conseguir esta paciencia les será muy útil e incluso logrará que el niño deje de preguntarle y directamente busque sus respuestas, algo muy valioso para el día de mañana.
Libro recomendado:
Los seis pilares de la autoestima, de Nathaniel Branden, capítulo 13.
Valeria Aragón
Coach Infantil y Familiar